En 1901 eran los boticarios los que vendían los ingredientes para preparar los tintes y, para la década de los 30, las fórmulas contenían demasiada toxicidad aún, por lo que las mujeres debían ser muy valientes al aguantar hinchazón en los ojos y ampollas en la piel, si querían transformarse.
En los salones de belleza de esos tiempos, los estilistas sufrieron demandas por daños y perjuicios, debido a que las fórmulas que aplicaban a sus clientas les provocaban intensos dolores de cabeza.
En esta misma década, la industria hollywoodense dio cuenta en sus pantallas en blanco y negro de las cabelleras rubias y se filmó la película Rubia platinada , con Jean Harlow.
Tan sensacional lucía el color rubio, que se desató un fenómeno entre las adolescentes, todas querían tener la cabellera igual que Harlow.
Las fórmulas que se preparaban contenían peróxido de 20 volúmenes y amoniaco, una verdadera tortura.
Para 1950 sólo 7 por ciento de las mujeres se pintaban el cabello, dos décadas después era ya 70 por ciento , debido a que en una sola fórmula se podía encontrar el decolorante y el tinte.
En la actualidad, las mujeres lo puede aplicar por sí solas, sin ayuda y sin la incomodidad de primero decolorar y luego teñir.
Hoy en día, los tintes contienen ingredientes que se preocupan por la calidad del cabello y por mantenerlo radiante.
En un sondeo realizado en México entre mujeres de diversas edades, la gran mayoría coincide en señalar que asocian la palabra tinte con cabellos rubios o tonos rojos, mientras que para los hombres la primera opción es pensar en rubios. El color rubio atrae a todos de una manera innegable.
Pero viendo en retrospectiva, las romanas quedaron subyugadas por los cabellos dorados de las nórdicas, y buscaron la manera de lucir esa luminosidad capilar.
Con los años, el rubio ya se institucionalizó y es sinónimo de sugestión, sensualidad, divinidad y muchas cosas más. Pero hoy están de moda no sólo los tonos rubios, sino los caobas y rojos para las más atrevidas.
Las tendencias imponen desde los discretos tonos cafés, cobres, rubios cenizos y chocolates hasta los rojizos muy llamativos. Los mechones y los rayitos continúan vigentes. La gama de colores que se ofrece en el mercado es diversa, todo depende de cómo quiera verse cada mujer.
Según Claudia Ospina, experta en tinturas, los rojos son perfectos para las atrevidas y extrovertidas. Para las clásicas y conservadoras, los tonos castaños y mieles.
Si se busca un cambio rejuvenecedor, hay que olvidarse del negro porque endurece las facciones y aumenta la edad.