martes, 29 de marzo de 2011

historia del color

En 1901 eran los boticarios los que vendían los ingredientes para preparar los tintes y, para la década de los 30, las fórmulas contenían demasiada toxicidad aún, por lo que las mujeres debían ser muy valientes al aguantar hinchazón en los ojos y ampollas en la piel, si querían transformarse.
En los salones de belleza de esos tiempos, los estilistas sufrieron demandas por daños y perjuicios, debido a que las fórmulas que aplicaban a sus clientas les provocaban intensos dolores de cabeza.
En esta misma década, la industria hollywoodense dio cuenta en sus pantallas en blanco y negro de las cabelleras rubias y se filmó la película Rubia platinada , con Jean Harlow.
Tan sensacional lucía el color rubio, que se desató un fenómeno entre las adolescentes, todas querían tener la cabellera igual que Harlow.
Las fórmulas que se preparaban contenían peróxido de 20 volúmenes y amoniaco, una verdadera tortura.


Para 1950 sólo 7 por ciento de las mujeres se pintaban el cabello, dos décadas después era ya 70 por ciento , debido a que en una sola fórmula se podía encontrar el decolorante y el tinte.
En la actualidad, las mujeres lo puede aplicar por sí solas, sin ayuda y sin la incomodidad de primero decolorar y luego teñir.
Hoy en día, los tintes contienen ingredientes que se preocupan por la calidad del cabello y por mantenerlo radiante.
En un sondeo realizado en México entre mujeres de diversas edades, la gran mayoría coincide en señalar que asocian la palabra tinte con cabellos rubios o tonos rojos, mientras que para los hombres la primera opción es pensar en rubios. El color rubio atrae a todos de una manera innegable.
Pero viendo en retrospectiva, las romanas quedaron subyugadas por los cabellos dorados de las nórdicas, y buscaron la manera de lucir esa luminosidad capilar.
Con los años, el rubio ya se institucionalizó y es sinónimo de sugestión, sensualidad, divinidad y muchas cosas más. Pero hoy están de moda no sólo los tonos rubios, sino los caobas y rojos para las más atrevidas.
Las tendencias imponen desde los discretos tonos cafés, cobres, rubios cenizos y chocolates hasta los rojizos muy llamativos. Los mechones y los rayitos continúan vigentes. La gama de colores que se ofrece en el mercado es diversa, todo depende de cómo quiera verse cada mujer.
Según Claudia Ospina, experta en tinturas, los rojos son perfectos para las atrevidas y extrovertidas. Para las clásicas y conservadoras, los tonos castaños y mieles.
Si se busca un cambio rejuvenecedor, hay que olvidarse del negro porque endurece las facciones y aumenta la edad.

miércoles, 16 de marzo de 2011

actividades de los cambios de forma permanente

1.Indica verdadero o falso:
El reductor en medio alcalino reconstruye la molecula de queratina.
Falso.

2.Comprueba el valos de ph que tienen los cosmeticos utilizados en los cambios de forma permanentes.
En la primera fase alcalino y en las segunda fase acido.

3.Coje un mechon del cabello de los que s e retiran despues de cortar el pelo y aplicale un liquido de permanente con un ph superior a 10¿que se observa?.indica la diferencia entre loquido de permanente y un depilatorio.
El cabello queda muy dañado y se rompe.
La diferencia esta en el pH, el del liquido de permanente no debe sobrepasar 9,5 y en los depilatorios puede llegar hasta 12.
 
4.Razona porque es necesario el uso de guantes cuando se maneja el acido tioglicolico.
Por que destruye la queratina de la piel.

5.Explica los criterios a seguir a la seleccion de un cosmetico para utilizar en la primera fase de un cambio de forma permanente.
1º Tipo de cabello.
2º Forma cosmetica.
3º Estado del cabello.
4º Tecnica de aplicacion.

martes, 1 de marzo de 2011

cambios de forma permanentes

HISTORIA DE LA PERMANENTE

El ocho de octubre de 1906, el peluquero alemán Karl Nessler mostró al mundo una tecnología que cambiaría literalmente la forma del cabello durante el siglo siguiente. Después de años de experimentación, incluyendo dos intentos que casi incineran completamente el cabello de su esposa Katharina, Nessler perfeccionó finalmente un tratamiento químico con el que conseguía rizos permanentes en cabellos lisos.
Nacido en 1872 en la pequeña ciudad de Todtnau (Selva Negra), Nessler comenzó sus estudios, que continuó de por vida, sobre el cabello humano como aprendiz en una barbería una vez que finalizó sus estudios escolares. Mientras trabajaba y estudiaba en ostentosos salones de Ginebra y París, comenzó a experimentar el empleo de fuertes alcalis y el calentamiento del pelo. Al principio el proceso era peligroso y poco fiable, pero Nessler y los valientes sujetos con los que experimentaba, perseveraron hasta que el proceso fue comercialmente viable.
La patente que finalmente recibió Nessler en 1909 describió un proceso mediante el cual el cabello se envolvía firmemente alrededor de un rodillo de metal, tratado con hidróxido de sodio y luego calentado durante 10 minutos con unas pinzas cilíndricas que previamente se habían colocado sobre una llama de gas.
Aunque los clientes seguían arriesgándose a quemaduras y a la pérdida de sus rizos, Nessler encontró un proceso lo bastante fiable como para que la vanidad se enfretara a los peligros. En 1911, ya había un número suficiente de mujeres deseando pagar el caro proceso del inventor (que para entonces había cambiado su nombre por el más afrancesado de Charles Nestle) como para permitirle abrir un salón en Londres, ciudad en la que se había asentado junto a su esposa, y al que llamaron “Casa del Rizo Permanente”. La invención de Nestle se hizo tan popular que incluso le llamaban mujeres acaudaladas de París que querían que el propio inventor les hiciera una permanente.
Cuando irrumpió la Primera Guerra Mundial, las autoridades británicas confiscaron su negocio y le internaron como “enemigo extranjero”. Nestle consiguió escapar del campamento de internamiento y en 1915 llegó a Nueva York, con el nombre falso de Señor Miller. En Nueva York, había miles de imitadores que ya vendían rizos permanentes usando su proceso, pero Nestle fue capaz de sacar provecho de la pobre calidad que ofrecían esas versiones “piratas” y pronto fundó un salón de éxito en la Calle E 49.
Para 1927, ya daba empleo a casi 500 personas y vendía anualmente miles de máquinas para hacerse la permanente en casa (ver foto izquierda). En 1928 vendió su negocio y la patente por 1,5 millones de dólares. Antes de que finalmente perdiera buena parte de su fortuna en el crack bursátil de 1929, envió miles de dólares y donó 34 toneladas de ropa a Todtnau para aliviar la pobreza causada por la rampante inflación y el desempleo que golpeaban a Alemania a comienzos de la década de 1920.
Aunque el proceso Nestle fue remplazado con otras técnicas que empleaban menos químicos caústicos y temperaturas más bajas, el núcleo de su visión (que nadie con pelo liso tiene que permanecer por siempre en ese estado, siempre que tenga tiempo y dinero para evitarlo) ha permanecido a lo largo de décadas de cambiantes tendencias y ha sobrevivido a no pocos desdenes.